Apocalipsis o Waterloo de Trump

Trump es un peligro en sus últimos días, para los estadounidenses y para el mundo. Es una fiera herida. Rumea su derrota en silencio y a veces, uno que otro “trino” en las redes sociales recuerdan que está muy vivo y dispuesto a crear el caos no solo en su país sino también en lugares como Venezuela.

El 45 presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se acerca al fin de su mandato de 4 años en la Casa Blanca, donde fracasó en consumar su aspiración de reelegirse otro cuatrienio más y desde el 3 de noviembre amenaza a sus compatriotas y a los de fuera del territorio estadounidense con el Apocalipsis Trump.

Ese fin catastrófico o violento que narra la Biblia está en la mente del “César” y desde hace meses lo trasladó a muchos de sus seguidores a los que llamó a estar preparados para evitar que este 6 de enero el Congreso de su país  consume oficialmente su derrota en las urnas.

Maniobras tras maniobras, el perdedor busca argumentos para crear el caos y más recientemente llamó a autoridades electorales en Georgia a encontrar votos para inclinar la elección a su favor, algo que conmociona a aliados y contrarios.

Recientemente, Pat Robertson, un conocido evangelista,  dijo que el gobernante vive en una “realidad alternativa” y que el demócrata Joe Biden ganó las elecciones del 3 de noviembre, lo que confirmó el Colegio Electoral al contar  306 votos para el azul  contra apenas 234 para el rojo. El juego para Trump se terminó y sería un error que se presentara en 2024 para otro mandato luego de su errática presidencia, aseguro quien es considerado su aliado.

Pero el personaje, testarudo al fin, egocéntrico y todos los epítetos que se aseguró antes y durante sus años en la Casa Blanca, insiste en ignorar el resultado de las urnas y aun espera que luego de las elecciones de dos plazas por Georgia al Congreso Federal el 5 de enero, el foro legislativo,  el 6 de enero anule sus fracaso. Eso corre contra todos los pronósticos de que el país tenga en la Casa Blanca a su 46 presidente a partir del 20 de este mes.

El mandatario que debe dejar el cargo ese día, cuando jura su vencedor, lanza la extravagancia de hacer una toma de posesión “virtual”, donde él y algunos de sus seguidores se contentaran con vivir la realidad alternativa de la que habló Robertson.

Sin embargo, Trump es un peligro en sus últimos días, para los estadounidenses y para el mundo. Es una fiera herida. Rumea su derrota en silencio y a veces, uno que otro “trino” en las redes sociales recuerdan que está muy vivo y dispuesto a crear el caos no solo en su país sino también en lugares como Venezuela, donde recientemente fue descubierta una conspiración contra el gobierno popular, e  Irán, entre otros.

Seguidores tiene. Por ejemplo, a escasos bloques de la Casa Blanca está ubicado un hotel que en meses recientes fue sitio de reunión de miembros del grupo de extrema derecha Proud Boys. Extrañamente el Harrington Hotel anunció que estará cerrado entre el lunes 4 y el 6de enero.

Los extremistas cercanos al “mandamás” estadounidense protestaran cuando el Congreso certifique su derrota y es llamativo que centenares de ellos hicieron de la instalación hotelera su albergue cuando recurrieron a la violencia el 12 de diciembre por los resultados de los comicios.

El perdedor entre otras de sus tropelías predice protestas “salvajes” cuando el Congreso apruebe la investidura de Biden. Muchos temen que se cree un escenario caótico.  Lo que viven los estadounidenses es como un mal sueño, una pesadilla  o puede ser algo real.  Es la incertidumbre causada por un ególatra.   “Yo y solo yo puedo ser presidente”, pudiera ser uno de sus últimos trinos en las redes sociales.

Eso es apoyado por algunos congresistas del Partido Republicano en la Cámara Baja y en el Senado, entre ellos el senador Ted Cruz, su  rival en el camino a la Casa Blanca, quienes exigen auditorias sin tener en cuenta que la Corte Suprema rechazó parte de los alegados fraudes enarbolados e incluso el secretario de Justicia, William Barr,  reconoció que no existían elementos que apuntalaran los reclamos de dolo pero,  como plantea su círculo más íntimo, el “campeón” de las mentiras recopiladas por The Washington Post,  es un mal perdedor.

En contracorriente salieron declaraciones de Paul Ryan, exrepresentante republicano y expresidente de la Cámara de Representantes en los dos primeros años del actual gobierno, para quien los arrebatos del “mandamás” no hacen más que desacreditar la presunta democracia del país y minar la fe en el sistema de gobierno.

El mensaje estuvo dirigido fundamentalmente a cerca de 100 miembros de la Cámara y a 12 senadores azules que buscan revertir el resultado del 3 de noviembre.

La situación siguió con matices más  sombríos cuando el diario The Washington Post aireó un audio del sábado último en el cual el presidente presiona al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger (R) para que revierta el resultado en las urnas pese a la reiteración del funcionario de que Trump está equivocado en sus teorías para minar el resultado.

Las presiones despertaron la ira, entre otros, del senador Dick Durbin, el demócrata No.2 en ese foro quien dijo que el presidente era merecedor de una nueva investigación criminal por estas presiones.

Mientras tanto, la representante demócrata Alexandra Ocasio-Cortez (D-NY) consideró que las presiones del mandatario para revertir su derrota en Georgia ameritan un juicio político o impeachment. El abuso de poder es evidente y eso cuesta en Estados Unidos.

Algunos legisladores consideran también la acción presidencial como una violación de las leyes estatales de Georgia y federales, y en respuesta planean introducir una resolución de censura. Incluso algunos demandan su renuncia, algo que le permitiría obtener el perdón de su sucesor, el vicepresidente Mike Pence.

Más recientemente, y tal vez temerosos de las consecuencias de las acciones del inquilino de la Casa Blanca, cerca de una docena de ex secretarios de Defensa descalificaron los intentos para revertir los resultados.

Tal como van las cosas y lo ocurrido en las últimas semanas, no es descabellado pensar que el Apocalipsis que busca Trump para Estados Unidos y para el mundo se puede convertir en su Waterloo, en referencia a la Batalla de Waterloo, en 1815 cerca de Waterloo, Bélgica, en la que Napoleón obtuvo su derrota final

Tomado de Patria Nuestra

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