Conozcamos todos la envergadura del terrorista Ramón Saúl Sánchez que está planeando el #15N junto a Yunior García Aguilera: ▪️Con solo 16 años formó parte del Frente de Liberación Nacional Cubano (FLCN) y de Alpha 66, participando en más de 20 actos terroristas, principalmente contra embarcaciones y misiones diplomáticas cubanas.
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Luis Posada Carriles: El diablo los cría y el diablo los junta (1ª parte)
El 6 de octubre de 1976, a las 11:21 de la mañana, llegó al aeropuerto internacional “Seawell”, de Barbados, un DC-8 de la aerolínea Cubana de Aviación que efectuaba el vuelo CU-455. Al término de 54 minutos de escala, despegó con destino a Jamaica. A las 12:23, ocho minutos luego de alzar vuelo, una explosión estremeció la nave, la cual se incendió y después de cinco dramáticos minutos se estrelló en el mar, hundiéndose en el océano, a la vista de los turistas que disfrutaban de las cálidas playas. No hubo sobrevivientes: Setenta y tres víctimas fatales.
Rolando Masferrer Rojas (II): Voló en pedazos el “Tigre”
Si todavía hubiera alguna duda de la enfermiza y asesina obsesión de Masferrer, bastaría consultar los archivos secretos desclasificados por la Casa Blanca, más de 40 años después del magnicidio en Dallas del presidente John F. Kennedy. En estos papeles consta que Masferrer se entrevistó con Kennedy el 4 de febrero de 1961 y le expuso sus planes de una invasión mercenaria. A su vez, le “aderezó” la exposición con ideas sobre atentados en lugares públicos o asesinatos de las principales figuras de la Revolución, utilizando explosivos para causar muertes masivas.
Rolando Masferrer Rojas (I): “el hombre de los espejuelos”
Cuando Rolando Masferrer volvió a Cuba después de la Guerra Civil Española, ya no era el muchachito holguinero nacido en 1918 que estuvo metido en las luchas estudiantiles de los años 30. Tampoco se parecía al joven que en Estados Unidos se enroló en la Brigada Internacional para ir a combatir del lado de los republicanos.
Rafael Díaz-Balart y familia: Almas en subasta (2ª parte y final)
Quince días después de la huida de Batista, ya se encontraba Rafael Diaz-Balart en Nueva York. No tuvo problema alguno con los trámites migratorios. Allí fundó La Rosa Blanca, una organización que pretendía “luchar por la recuperación y la libertad de Cuba”.
Rafael Díaz-Balart y familia: Almas en subasta (1ª parte)
En entrevistas periodísticas, el propio Lincoln y su hermano Mario han asegurado que el iniciador del clan fue un mítico Rafael Díaz-Balart —o Balart a secas—, quien “peleó y murió en la guerra cubana por la independencia”. Muchos historiadores de uno y otro lado del estrecho se enteraron entonces de la existencia de ese “prócer”. En los archivos del Museo de Banes, en la oriental provincia de Holguín, Cuba —localidad de donde procede la familia— no aparece registrado mambí alguno con ese nombre.
Orlando Piedra: el “hombre de oro” de Batista
Se dice que el coronel Orlando Piedra Negueruela no fue de los esbirros más sangrientos al servicio de la tiranía batistiana y que no puede compararse con sus colegas Esteban Ventura y Conrado Carratalá. La realidad es absoluta: Piedra era ¡un asesino! y no importa el número de víctimas que se le atribuyan directamente.
Orlando Bosh Ávila: Tiene cientos de muertos clavados en las pestañas (2ª parte / Final)
De buenas a primeras pasó para Chile, atraído por un aullido del también lobo terrorista Augusto Pinochet. Desde su nueva guarida participó en el atentado contra el general Carlos Prats, ex ministro de Defensa del gobierno de Salvador Allende.
Luis Posada Carriles: El diablo los cría y el diablo los junta (final).
Luis Posada Carriles se había convertido, para finales de la década de los 90, en el terrorista del hemisferio occidental más publicitado. El 2 de agosto de 1998 apareció ante las cámaras de televisión, a condición nuevamente de que no se divulgara su paradero y que su rostro no apareciera nítido en la pantalla. Sus declaraciones no dejan duda alguna acerca de su condición de terrorista, de la cual se enorgulleció toda la vida.
Orlando Bosch Ávila: Cientos de muertos clavados en las pestañas (1ª parte)
Orlando Bosch aseguraba haber colaborado con las fuerzas revolucionarias que intentaban derrotar a Batista. Y era verdad, pero su afiliación total fue con la tropa del Segundo Frente del Escambray dirigida por el traidor Eloy Gutiérrez Menoyo, e integrada, además, por una manada de “comevacas”, alimentadores de la insidia, la desunión y la felonía en el macizo montañoso escambradeño.