
Es cierto que en Cuba la emigración es alta, aunque nunca tan alta como en América Central. Cada joven que abandona los estudios y el trabajo para emigrar, que duele, yo lo siento como una derrota de nuestra sociedad que no supo comprometerlo, atraerlo y mantenerlo en el país; pero también creo que se sobredimensiona y se descontextualiza el carácter de nuestra emigración. Intencionalmente se ignora que somos el único país del mundo para el cual se escribió una ley, que se llama Ley de Ajuste Cubano, que garantiza el ingreso automático a los Estados Unidos de todo el que se declare perseguido político; eso condiciona psicológicamente una actitud de negación de las verdaderas causas por las que se emigra, fundamentalmente económicas y condicionadas por el férreo bloqueo del mismo país que obliga al emigrante a declararse perseguido.
Honestamente, me gustaría saber qué otro país de América Latina goza de ese indigno privilegio; sin embargo, lo que trasciende a titulares en las corporaciones mediáticas que dictan las lógicas del pensamiento único, es que todos se van de Cuba porque la Revolución es un fracaso. La fórmula es muy simple: máxima presión y cierre de todas las vías de emergencia de la economía cubana, más descomunal campaña mediática con teoría del fracaso, más Ley de Ajuste Cubano. Resultado: incremento de la emigración.
¿Quiénes emigran fundamentalmente en una sociedad? Por supuesto los jóvenes, que en el caso cubano tienen una singularidad muy atractiva para los países receptores: casi todos tienen estudios medios o superiores de alta calidad. Se han construido a lo largo de los años muchos mitos sobre el éxito de los emigrados cubanos, pero casi siempre se soslaya con qué estudios, con qué preparación, con qué nivel escolar o profesional salió de un sistema que facilitó su desarrollo humano.
Lo mismo puede decirse de los artistas y los deportistas que alcanzan a colocarse en el top de los mejores del mundo. Si se contratan por su país nadie habla entonces de exportación de servicios, enseguida arman una campaña de tráfico humano y otras aberraciones que solo caben en la mentalidad de las sociedades que le ponen precio a todo y compran y venden deportistas y artistas como si fueran objetos, y obligan a los artistas a declarar contra su país de origen, si quieren tener un contrato.
Para analizar los temas de la emigración hay que ver sus antecedentes. Antes de la Revolución eran muy contadas las visas que la embajada de los Estados Unidos concedía a ciudadanos cubanos para emigrar a ese país, lo que constituía una aspiración económica de cientos de millones de personas en todo el mundo, a partir del famoso «sueño americano» que ellos han propagandizado por el mundo entero. Los trámites en aquel entonces eran prolongados y absolutamente rigurosos, al que ingresaba ilegalmente violando las leyes de los Estados Unidos lo esperaba la prisión o la expulsión; sin embargo, con el triunfo de la Revolución, los primeros en iniciar las salidas ilegales del país ¿quiénes fueron? Los asesinos, los esbirros, los torturadores, los malversadores y los ladrones de la derrocada tiranía, que allí encontraron refugio. El ingreso sin obstáculo alguno de toda persona que saliera ilegalmente de Cuba con cualquier pretexto se hizo, entonces, norma.
Con las primeras leyes revolucionarias se inició el éxodo masivo de los sectores de la alta burguesía. La visa dejó de ser un trámite necesario para ser recibido en los Estados Unidos. En 1962 el Gobierno de los Estados Unidos suprimió abruptamente los vuelos normales y las salidas legales del país, cientos de miles de personas perdieron el vínculo con familiares residentes en los Estados Unidos, entre ellos padres que habían enviado a sus hijos por la perversa campaña de la Patria Potestad, y nunca más muchos de ellos lograron encontrarse. Yo era un niño cuando en mi aula, en varias ocasiones, de un día para otro dejé de ver a mis amiguitos porque, sencillamente, sus padres habían sido influidos por esa campaña de la Patria Potestad y los mandaban a los Estados Unidos.
Por lo tanto, con esos antecedentes, tenemos que tener en cuenta estas consideraciones. La emigración ilegal ha sido promovida por el Gobierno de los Estados Unidos. Los gobiernos de ese país siempre han estimulado las salidas ilegales y no la emigración segura, legal.
La Revolución nunca impidió las salidas legales del país, y la política de los Estados Unidos dio lugar a sucesivas crisis migratorias. Ahí tenemos la crisis de los sesenta, a lo que se le llamó en 1965 la salida por Boca de Camarioca. La administración Kennedy, en aquel entonces, había anunciado previamente, en 1963, que los cubanos que llegaran directamente desde la isla serían recibidos como refugiados, a todo el mundo le ponían un cartelito de refugiado; mientras los que entraban desde terceros países serían considerados extranjeros y quedarían sujetos a todas las restricciones migratorias norteamericanas. Ya ahí empezó la trampa de estimular la salida ilegal.
La Revolución, ante tan dañina y arbitraria política, habilitó el 28 de septiembre de 1965 el puerto de Camarioca, en Matanzas, para que cualquier medio marítimo pudiese recoger familias, mediante previo permiso de las autoridades cubanas. Mil embarcaciones procedentes de los Estados Unidos se reunieron en ese pequeño puerto.
El 2 de noviembre de 1966, en adición a la disposición de Kennedy, el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, reunidos en congreso, aprobaron la Ley de Ajuste Cubano, firmada por Johnson el 2 de noviembre de 1966, que estableció estatus especiales y exclusivos para cualquier extranjero, nativo de Cuba o ciudadano cubano que haya sido inspeccionado y admitido, o puesto bajo palabra en los Estados Unidos después del primero de enero de 1959.
Se realizaron negociaciones entre ambos países y el 6 de diciembre de 1965 se logró un memorando de acuerdo que estableció un puente aéreo desde Varadero hacia los Estados Unidos, que funcionó desde enero de 1966 hasta abril de 1973; de forma ordenada y segura en aquel momento, 260 000 personas emigraron y decenas de miles de familias se pudieron reunificar. De todas formas, Estados Unidos mantuvo un fuerte estímulo a las salidas ilegales, porque para salir por el puente se requería visa y no todos la recibían. Era inevitable que después de concluir el puente aéreo se produjera una nueva crisis migratoria. Y llegó la crisis de 1980 o lo que se conoce como la Crisis del Mariel; se produce entonces una situación semejante a la de Camarioca por el puerto del Mariel.
El 14 de diciembre de 1984 se firma el Segundo Acuerdo Migratorio durante el gobierno de Reagan, que concluyó con la adopción de acuerdos para la normalización de los procedimientos migratorios entre ambos países y poner fin a la situación anormal que había existido a partir de 1980.
Se planteó la expedición de hasta 20 000 visas preferenciales. ¡Hasta veinte mil visas! Hasta, es 0; hasta, es 1; hasta, son 2; hasta, son 19 999.
Se planteó la expedición de hasta 20 000 visas preferenciales de inmigrantes a ciudadanos cubanos residentes en Cuba, en especial a familiares de norteamericanos y de cubanos residentes permanentes en Estados Unidos.
Estados Unidos incumplió los acuerdos de forma espectacular, se burló inescrupulosamente de los compromisos contraídos y Cuba fue engañada. Cuba cumplió sus obligaciones en el Acuerdo, facilitó las salidas y no dejó de recibir a una sola de las personas comprendidas en las listas de «excluibles» que fueron enviadas a nuestro país.
Las administraciones de Reagan, Bush y Clinton mantuvieron la Ley de Ajuste Cubano.
Cuba logró impedir la salida ilegal de tres emigrantes por cada cuatro de los que intentaban hacerlo. A pesar de ese esfuerzo, en el primer semestre de 1994 arribaron ilegalmente a Estados Unidos 7,5 veces más emigrantes que las 544 visas concedidas de las 20 000 por año que debía conceder Estados Unidos.
Fíjense que hay una regularidad en toda esta historia, y es que Estados Unidos constantemente ha incumplido los acuerdos migratorios.
La administración Clinton endureció el bloqueo tras el derrumbe del campo socialista —ya el Congreso había aprobado la Ley Torricelli en 1992—, y firmó entonces la brutal Ley Helms-Burton el 12 de marzo de 1996.
El enorme potencial acumulado de más de 240 000 personas que durante 10 años esperaron las visas prometidas en los acuerdos firmados el 14 de diciembre de 1984, unido a una Ley de Ajuste Cubano y al endurecimiento del bloqueo, ocasionaron una nueva crisis migratoria, y vino la otra crisis, la crisis de los noventa, 1994.
Bill Clinton anuncia el 19 de agosto de 1994 que el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos interceptaría a los cubanos en el mar y los trasladaría a la base naval norteamericana en el territorio ilegalmente ocupado de Guantánamo. Se persuadió a los que intentaban salir con medios inadecuados, acompañarlos con lanchas patrulleras, auxiliarlos en caso necesario mientras se aproximaba el Servicio de Guardacostas norteamericano.
De nuevo se establecieron comunicaciones entre los gobiernos de ambos países por diferentes vías. Mediante negociaciones entre delegaciones de ambos países en Nueva York se arribó a determinadas fórmulas, como la concesión de no menos de 20 000 visas anuales y el compromiso de intercepción en el mar por el Servicio de Guardacostas a los que intentasen hacerlo de forma ilegal, su devolución a Cuba y el compromiso de ser reubicados sin sanción alguna.
Cuba cumplió su compromiso de paralizar con métodos persuasivos la migración masiva sin uso de la fuerza.
Entre enero y junio de 1999 Radio Martí difundía informaciones de forma abierta incitando a las salidas ilegales y a esto se sumaron el resto de las radioemisoras subversivas de Miami.
En estos últimos tiempos hemos visto cómo desde el año 2017 el Gobierno de los Estados Unidos incumple unilateral e injustificadamente la obligación suscrita en 1994 de asegurar la migración legal a ese país de un mínimo de 20 000 cubanos por año. Ustedes saben que hasta hace muy poco estuvo cerrado el procesamiento de los trámites migratorios de su embajada, desde octubre de 2017. Los que habían sido admitidos se han visto obligados a viajar a Guyana para tales trámites, sin garantías de otorgamiento, con la carga y gastos que esto conlleva.
Se recrudeció el bloqueo en los momentos más críticos de la pandemia.
La Ley privilegia de manera exclusiva para los cubanos, acompañada de una política demagógica y de prejuicio que asume que todo cubano que ingrese en territorio norteamericano es un perseguido político, y estos son factores que también estimulan la migración irregular, cuando las vías legales se cierran.
Existe un alto flujo migratorio legal e irregular de cubanos por países de la región que implica una carga para esas naciones.
Hay gestiones del Gobierno norteamericano para lograr que los países de tránsito tomen medidas contra el emigrante cubano, que exijan visas de tránsito que no se pedían anteriormente. Ustedes han visto todas las crisis que se han formado a veces en estos últimos tiempos en algunas embajadas por esta problemática.
Estados Unidos se afana en obstaculizar el procesamiento de nuevos visados en las embajadas acreditadas en La Habana, para incrementar el malestar de los cubanos afectados. Ahora eso empieza a tener otro tratamiento a partir de las medidas totalmente insuficientes que han planteado en los últimos tiempos.
Por lo tanto, si se analiza con este rigor histórico la problemática migratoria de cubanos hacia los Estados Unidos, se puede decir que Cuba ha cumplido con exactitud este compromiso y con la ayuda del pueblo seguiremos cumpliendo y evitando en todo lo posible la emigración ilegal, insegura y desordenada.
Que no permitiremos nada que pueda alterar el orden interno del país. Que el obstáculo fundamental para la lucha contra la emigración ilegal radica en la absoluta tolerancia y en la concesión de excepcionales privilegios a los ciudadanos cubanos que arriban ilegalmente a los Estados Unidos.
La mafia cubano-norteamericana actúa siempre de manera concertada con sus aliados en el Congreso y los medios de divulgación a su alcance para crear crisis migratorias que pueden tener consecuencias incalculables. Estados Unidos aplica una política desestabilizadora contra Cuba con el propósito de utilizar a la población cubana como rehén de una ambición hegemónica y hostil contra Cuba.
Es muy perversa la política de nuestros adversarios para castigar a Cuba por intentar construir una nación realmente independiente y un proyecto de justicia social. Y ahí está la verdad del tema migratorio, que no es la verdad que cuentan los medios de comunicación de los Estados Unidos; es el lobo disfrazado, no de oveja, porque no considera a ninguna otra nación su igual, es el lobo disfrazado de pastor, dueño de las vidas y los destinos del resto, al que se debe obediencia y se sigue a todas partes en espera de un premio por el buen comportamiento, pero que se empeña en dar caza y castigar con el peor y más prologando de los castigos a quienes se salen del redil.
Cuba es la cabra que tira al monte, la que no renunciará jamás a su libertad, a la libertad que conquistaron sus ancestros; pero somos también la prueba de la maldad de quienes nos persiguen y de su incapacidad para vencernos; somos la evidencia de que es posible la alternativa.
Tomado de la Pupila Insomne