Ron DeSantis, el gobernador de la Florida, Estados Unidos, joven político republicano, nada liberal y si muy conservador, ya aparece como un futuro competidor de Donald Trump.
Ron DeSantis, gobernador de la Florida, Estados Unidos, se perfila como una piedra en el camino del “todopoderoso” expresidente Donald Trump, empeñado todavía en retornar a la Casa Blanca en las elecciones de 2024, pese a que nunca logró demostrar que le robaron los comicios en 2020, su slogan principal para pedir a sus seguidores que lo devuelvan a la Oficina Oval.
A inicio de 2021, después de la derrota de Trump, una consulta interna de esa agrupación evidenció que Trump aún era el hombre para representar al partido y entre un grupo de potenciales aspirantes era el preferido, seguido del Gobernador de Florida.
Sin embargo, en una apuesta del trumpismo sin Trump, el joven político de Florida (43 años) se alzaba con la batuta frente a otros consagrados republicanos. Esa idea, a medida que pasa el tiempo, parece abrirse paso aunque el exmandatario no quiere ceder su protagonismo y reconocer que es un perdedor, que nadie le robo la reelección, algo más que probado por investigaciones, incluso las del propio partido rojo.
En opinión suscrita por Jonathan Martin, corresponsal de política nacional del diario The New York Times, y Maggie Haberman, corresponsal en la Casa Blanca, “es probable que los antagonistas más ruidosos de Trump sigan avivando la tensión entre los dos hombres. Ann Coulter, una comentarista conservadora que se enemistó con el expresidente, se deleitó con el enfrentamiento.
«Trump exige conocer la condición de impulsor de Ron DeSantis, y ahora puedo revelarlo», escribió Coulter en Twitter. «Era un leal impulsor cuando Trump se presentó en 2016, pero luego supo que nuestro presidente era un mentiroso y un estafador cuya estafa era permanente».
En un correo electrónico, Coulter, residente a tiempo parcial en Florida, puso un punto más feo en lo que hace que el ascenso de DeSantis sea inquietante para el expresidente. «Trump está acabado», escribió. «Deberían dejar de obsesionarse con él».
Los periodistas del Times en un sugerente título “¿Quién es el rey de Florida?”, aumentan las tensiones entre Trump y un antiguo acólito.
Una disputa sobre COVID puso de manifiesto las fricciones entre el expresidente y un gobernador de su partido en ascenso que no está dispuesto a frenar sus ambiciones. Ambos son ambiciosos y no parecen dispuestos a ceder. Trump aunque aún no confirma su candidatura ve con malos ojos a su rival y le vira los cañones en ataques velados y ya casi abiertos.
Eso ocurre cuando el joven político republicano, nada liberal y si muy conservador ya aparece como un futuro competidor. Con su cotización subiendo rápidamente entre los rojos, DeSantis se abstiene de decir que se hará a un lado si Trump se presenta a la nominación republicana para presidente en 2024.
En el fondo, la disputa equivale a una representación del desafío más amplio al que se enfrentan los republicanos al inicio de las elecciones de mitad de mandato. Están liderados por un expresidente derrotado que exige una lealtad total, no tolera ninguna crítica y está decidido a olfatear, y luego sofocar cualquier amenaza a su control del partido. El que se le opone es blanco de críticas y amenazas a su futuro en la política, y más si es un cargo de elección en el que el “mandamás” pone contrincantes y despotrica contra el que se atreve a ir en su contra.
Mientras hay esas desavenencias, Trump no oculta sus preparativos para una tercera candidatura a la Casa Blanca, y de DeSantis, que se presenta a la reelección este año, no habla de sus planes, se cree ampliamente que tiene en mente la presidencia, según el informe del Times.
El político es a menudo el primer nombre que los republicanos citan como un posible contendiente al estilo de Trump que no se llama Trump.
Pero, no hay que llamarse a engaño, el gobernador sureño “es Trump pero un poco más inteligente, más disciplinado y brusco sin ser demasiado brusco», opinÓ Dan Eberhart, un donante republicano.
El exmandatario no lo quiere en su contra y en ocasiones sugiere que sería una buena opción para la vicepresidencia pero no obtuvo respuesta. Aún falta mucho para 2024, pero sin dudas DeSantis es un reto para los planes del exmandatario.
Por otra parte, los últimos meses muestran que el demócrata Joe Biden vuelve a hacer grandes a los republicanos, según una encuesta citada por el sitio digital Zerohedge.com que evidencia un importante giro a favor de la toda roja en 2021.
Las preferencias cambiaron de una ventaja demócrata de nueve puntos a una ventaja republicana de cinco puntos aunque el mayor porcentaje de adultos estadounidenses se identifican como independientes políticos
En 2021 , en promedio, las preferencias partidistas de los estadounidenses fueron similares a las de años anteriores, con un número ligeramente mayor de adultos que se identifican como demócratas o se inclinan por los demócratas (46%) que los que se identifican como republicanos o se inclinan por los republicanos (43%).
Sin embargo, la estabilidad general de la media de todo el año oculta un cambio drástico a lo largo de 2021, desde una ventaja demócrata de nueve puntos en el primer trimestre hasta una rara ventaja republicana de cinco puntos en el cuarto trimestre.
El río está corriendo contra la tolda azul. En el cuarto trimestre, el apoyo al partido cambió, ya que los republicanos ganaron, del 44% al 47%, y la afiliación demócrata cayó del 45% al 42%. Estos cambios en el cuarto trimestre coincidieron con los buenos resultados del Partido Republicano en las elecciones de 2021, incluida la victoria republicana en las elecciones a gobernador de Virginia y la casi derrota del gobernador demócrata en Nueva Jersey. Biden ganó ambos estados por dos dígitos en las elecciones de 2020.
En este escenario de confrontación entre las dos agrupaciones se da el incipiente enfrentamiento entre Trump y DeSantis, quien aumentó su perfil en los mismos espacios que una vez dominó Trump.
En cuanto a recursos, Trump está al frente, pero su potencial rival no se queda atrás y tiene una cuenta de 70 millones para hacer política, reelegirse como gobernador y plantar cara a su criticado rival.
Eso no es más que una muestra que la política en Estados Unidos, además de la figura se reduce en esencia a una subasta de elecciones y favores políticos a la que sólo se puede acceder por invitación.
El precio para observar desde la retaguardia de la subasta es de 1 millón de dólares; para pujar realmente, el mínimo es de 10 millones de dólares, pero las ofertas ganadoras suelen ser muy superiores, y en eso pesan mucho los grupos de presión, las contribuciones a las campañas, los falsos think-tanks y las fundaciones filantrópicas que forman parte de la financiación de la subasta. En eso el exinquilino está al frente, domina aun la maquinaria.
Para algunos analistas y expertos, así es la política estadounidense, por lo que DeSantis debe hacer mucho aun para destronar al rey Trump.
Tomado de Patria Nuestra