Indudablemente que a Ramón Saúl le vino muy bien la metamorfosis que la administración de Ronald Reagan obligó a asumir a la contrarrevolución cubana durante la década de 1980, cuando los terroristas y agentes de la CIA fueron transformados en políticos locales del nuevo condado Miami-Dade.
Sánchez Rizo ahora andaba continuamente vestido de traje, aunque siempre armado, para “por si acaso” y su “pacifista” actividad era recolectar dinero mediante diferentes celebraciones o cuando tuvo aquella etapa en que era común verlo los sábados y domingos en el semáforo de la 87 Ave. y la 24 St., en Coral Way, con carteles del Movimiento Democracia pidiendo dinero a los autos estacionados.
Se regocijaba del “vacilón” que resultaba este invento de las “flotillas”, una forma ideal de provocar un incidente “a ver si estos mamalones yanquis terminan por decidirse a acabar con Castro”, mientras que para os cansados contribuyentes de la guerra contra el comunismo, resultaba una acción más “potable” en los nuevos tiempos, a la hora que vinieran a “pasar el cepillo”.
Para él, además, resultaba muy importante esta nueva actividad, porque lo proyectaba lo proyectaba en condición de “líder” y lo hacía un personaje importante en la comunidad, aunque sus veteranos socios se burlaran de “Ramoncito”, como lo llamaban todos los viejos “capos” de la mafia terrorista de Miami.
¿De dónde salió y cómo llegó hasta aquí?
Ramón Saúl Sánchez había sido el “delfín” de la guerra terrorista y fue un niño consentido para los jefes de las principales organizaciones contrarrevolucionarias y hasta para la justicia norteamericana.
Nació en el municipio de Colón, provincia de Matanzas, Cuba, en 1954 y marchó a Miami en 1967, donde es admitido “bajo palabra”. Miami entonces era un hervidero de acciones contra la Revolución y su líder, Fidel Castro, y “Ramoncito” encontró empleo rápidamente en esa cruzada, aunque lo cierto es que desde que emigró a Estados Unidos ha vivido de las operaciones contra Cuba.
En 1970 se enroló en sus dos primeras organizaciones de carácter terrorista; Frente de Liberación Nacional Cubano (FLNC) y Alpha 66, que dirigió hasta el final de sus días en 2004 su “ídolo” en cuestiones de terrorismo, Andres Nazario Sargén[1].
De inmediato empezaron sus aventuras criminales. En su haber se cuenta la organización de más de 20 ataques contra embarcaciones y misiones diplomáticas cubanas. Su primera actividad terrorista fue la participación directa, en ese propio año 1970, en el hundimiento de los barcos pesqueros cubanos “Plataforma I” y “Plataforma IV”, cerca de Bahamas, causándoles heridas a dos pescadores.
Por ese tiempo es arrestado la primera vez en un campamento de Alpha 66 en posesión de armamento de combate, pero recibió de un “complaciente” juez la condena de un año de detención, a cumplir en libertad “bajo palabra”.
En su delirio de grandeza, se las ingenia de inmediato para convertirse en “líder” de su primera organización terrorista, nombrada “Jóvenes de la Estrella”. Dentro de las acciones terroristas llevadas a cabo por los miembros de esta violenta organización están, por ejemplo, el atentado dinamitero realizado en el Aeropuerto Internacional de Miami el 17 de octubre de 1975 o el bárbaro acto ejecutado en septiembre de 1978, cuando fueron asesinados cuatro ciudadanos norteamericanos, al hacer estallar en el aire la avioneta en que se dirigían a Cuba.
“Ramoncito” aspiraba a un protagonismo mayor y es así que se integra al CORU (Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas) en la que estrecha relaciones con su jefe, el tristemente célebre terrorista Orlando Bosch Ávila[2]. La afinidad fue tal, que ya en 1979 el FBI identificaba a Ramón Saúl Sánchez como el segundo jefe de dicho grupo “anticastrista”… entiéndase, “terrorista”.
El CORU realizó más de 90 ataques contra instalaciones cubanas en varios países, incluso dentro de los propios Estados Unidos, siendo la más connotada la monstruosa voladura de un avión civil cubano en las Costas de Barbados, en octubre de 1976, con un saldo de 73 víctimas fatales.
A finales de la década del 70, Sánchez Rizo entrenaba también a varios elementos contrarrevolucionarios en un campamento en Nicaragua, con el objetivo de levar a cabo acciones terroristas contra buques mercantes cubanos. Tienen participación, además, en el asesinato en Puerto Rico de Carlos Muñiz Varela e integra el grupo que en 1979 organiza un atentado contra la Oficina de Intereses de Cuba en Washington y el intento de asesinato, en Nueva York, del embajador cubano ante la ONU, Raúl Roa Kourí.
Varios informes desclasificados del FBI reseñan la peligrosidad de este terrorista. Uno de ellos, por ejemplo, da cuenta que en diciembre de 1980, horas después de la explosión de una bomba en el consulado cubano en Montreal, Canadá, detienen en la frontera con Estados Unidos a los presuntos autores: Pedro Crispín Remón Rodríguez[3] y Ramón Saúl Sánchez Rizo.
(Continuará…)
Fuente: Patria Nuestra