Panamá: avatares de una nación independiente

Panamá es la nación centroamericana que más dificultades ha tenido que sortear a lo largo de su historia para conformarse una identidad propia como nación soberana e independiente.

El 28 de noviembre de 1821, el país logró la independencia de España. De inmediato, sus próceres optaron por unirse voluntariamente a la “Gran Colombia” del libertador Simón Bolívar.

Cuando aquel vínculo ya no respondía a los intereses que lo habían impulsado, comenzaron los intentos por deshacer la unión, que no obstante los reiterados fracasos, forjó los cimientos de la nacionalidad panameña.

Los más importantes fueron los del general José Domingo Espinar, secretario personal del Libertador, en septiembre de 1830; el del coronel Juan Eligio Alzuru, en julio de 1831; el del General Tomás Herrera, en 1840; y de Justo Arosemena en 1855.

A pesar de estos brotes de rebeldía, Panamá siguió siendo la provincia “cenicienta” de Colombia, de cuyo rígido poder central solo recibía indiferencia y arbitrariedades.

Durante todo el siglo XIX Estados Unidos se mantuvo expectante con relación a la posibilidad de construir un canal interoceánico en Centroamérica y fueron varios los proyectos sometidos a la aprobación de sucesivos presidentes.

De tal modo que, en 1826, Washington obtuvo la concesión para abrir una vía interoceánica en territorio de Nicaragua. La oposición de amplios sectores populares en ese país centroamericano hizo desistir del proyecto.

Finalmente, en 1880, acometió Francia la apertura de la “gran zanja” en territorio panameño. Sin embargo, sucesivos e incontrolables brotes de enfermedades, malos manejos económicos y errores de cálculo, hicieron que luego de nueve años de trabajo agotador, la compañía francesa quebrara y con ella se desvaneciera el sueño galo del Canal.

Estados Unidos se inventó una teoría jurídica que amparaba la construcción de un Canal interoceánico en Panamá, negociando directamente con los franceses, sin necesidad de tratado alguno con Colombia.

Los panameños de esa época, dadas las opciones limitadas de desarrollo del país, vieron en la construcción del canal la posibilidad ideal para obtener en breve plazo los recursos económicos que necesitaba la naciente República.

En opinión de historiadores, la actitud pasiva de Colombia ante la escisión istmeña en 1903 se fundamentó en la hipótesis de que el futuro canal no reportaría las enormes ganancias que, algunos pensaban, serían remedio a los males del país y se convertiría, como lo fue para Panamá, en factor de conflicto permanente con los Estados Unidos.

Por otra parte, desde el punto de vista militar, la protección de los separatistas panameños, caso de Colombia intervenir directamente, solo implicaba para Estados Unidos una sencilla operación naval.

Para llevar a cabo sus propósitos, Estados Unidos escogió a un hombre que conocía bien a Panamá, su política y su gente: Philippe Bunau-Varilla, un ingeniero francés que adquirió la mayoría de las acciones de la quebrada e intervenida Compañía Francesa del Canal y trató sin éxito de reiniciar la obra.

Desoyendo las indicaciones de la Junta Provisional de Gobierno establecida en panamá el 3 de Noviembre de 1903, el intermediario francés firmó en Washington el día 18 de ese propio mes el ignominioso tratado “Hay – Buneau Varilla”, por el que la “gran nación del norte” usurpaba a la naciente Nación parte de su territorio nacional.

La incógnita hasta hoy sigue siendo si Bunau-Varilla actúo por iniciativa propia, movido por el sólo interés de recuperar el dinero perdido, o si lo hizo a instancias y por encargo del propio gobierno de los Estados Unidos.

De cualquier modo, nacía así la República de Panamá, con el compromiso tácito de conceder a los Estados Unidos un “pagaré” por los derechos de construcción y explotación “a perpetuidad” del canal interoceánico.

Panamá nunca supuso que su interés legítimo de construir el Canal para beneficio de su desarrollo económico y social, sería causa y motivo para que los Estados Unidos afianzaran allí durante casi un siglo su poderío económico y militar.

Tomado de Patria Nuestra

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