Es una revista de 32 páginas. La escribe Martí esperando la hora de morir por Cuba. El primer número corresponde al mes de julio de 1889. Entre Los tres héroes y Meñique, aparece un pequeño poema que pone en el centro la naturaleza y su misterio poético:
«Iba un niño travieso / Cazando mariposas; / Las cazaba el bribón, les daba un beso, Y después las soltaba entre las rosas…». Observe la tensión de la historia: El niño es travieso, bribón y está cazando mariposas, hay una coma después del beso, y con susto se espera el desenlace para saber que, las soltaba entre las rosas. El beso, que es el amor, salva a la mariposa, a la vida, a la naturaleza, al espíritu del hombre. Es un texto pleno de sugerencias y anuncios de otros dilemas. El niño viene al mundo con la potencia de destruir y el hombre se convierte en un depredador.
El poema es una advertencia y un desafío pedagógico, ético, filosófico, de grandes proporciones. (Hoy se destruye a la naturaleza y al hombre. El desarrollo de la ciencia no nos salva si se asesina al espíritu del hombre).
En Martí, la mariposa que puede volar desde los escombros, es el espíritu que pone en el centro, la vida defendida por el amor, único camino hoy para enfrentar el desenfreno en un mundo dominado por el consumismo y la mercantilización de todos los valores.
Sigamos el texto. Ahora nos adentramos a su espacio más vital: «Por tierra, en un estero, / Estaba un sicomoro; /Le da un rayo de sol, y del madero / Muerto, sale volando un ave de oro».
El estero es el sitio donde el río se encuentra con el mar, agua dulce perdiéndose en el agua salada, río que es vida, que corre hasta la muerte. El sicomoro es árbol que no se corrompe y nos dice Martí que el madero está muerto. Le da un rayo de sol y vuela un pájaro de oro. ¿Qué si no la vida es quien vuela desde la muerte? El sol se nos presenta como dador de vida, al mismo tiempo, el mensaje del poeta es que no hay muerte que no se transforme en vida. Martí cree profundamente eso: El espíritu sobrevive a la muerte del hombre.
La vida es un milagro que es salvado por el amor; la muerte es un viaje de regreso a la vida impulsada por el sol que es fuego y amor. El mensaje de Martí es de una contundencia abrumadora. Dos milagros que intercambian las llaves para abrir el cofre de los opuestos.
No será el odio quien salve a la vida, ni el egoísmo, ni la codicia. Existe la posibilidad real de la autodestrucción, esa que viene a negar el beso a la mariposa o matar el sol que alimente al madero muerto, pero existe la maravillosa posibilidad del beso de Pilar a una niña pobre, saber que cada pie calzado es deudor de todos los pies descalzos, en fin, el beso que también despierta la solidaridad humana. Y la muerte espera, sin prisa, al río que muere para luego sublevarse como un pájaro. El hombre, aunque lo niegue, es un ser de la humildad.
Unos prefieren matar la vida y enseñar los dientes de la fiera, otros, llenar de soles el mundo para tener la gloria de ver volar las mariposas. Si Martí se alza como una bandera en el alma, hay un sol que permanece en la historia de la salvación humana.
Tomado de Granma