EL CANDIDATO EN SU LABERINTO

Por: Gustavo Robreño Dolz

A medida que se acerca la fecha de celebración de las elecciones presidenciales en Estados  Unidos (próximo noviembre) la situación interna e internacional de ese país imperial se hace más convulsa, confusa e impredecible.

Para cualquier observador medianamente avezado, la impresión es de caos e ingobernabilidad, con un país esclavo de los caprichos y arrebatos irracionales de la actual Administración Trump, agravado todo por las desesperadas aspiraciones reeleccionistas del arrogante y soberbio mandatario.

Razón tenían -y la práctica lo ha demostrado- quienes así lo advirtieron desde la pasada campaña electoral. El entonces candidato republicano, no ocultó los rasgos de irresponsabilidad e ignorancia que caracterizarían a su mandato presidencial, incluida su pretendida reelección.  

Con excepción de algunos escasos privilegiados por las rebajas de impuestos a los más ricos, nada tiene que agradecer la población estadounidense a este período presidencial como no sea zozobra, incertidumbre, violencia de todo tipo, amenazas, agresiones, insultos, presiones y chantajes.

Solo la mayoría mecánica senatorial de los republicanos, -que cuidaban sus propios intereses electorales,- lo salvó del juicio político en el Congreso, donde debía enfrentar las más graves acusaciones.

El historiador, filósofo e investigador Noan Chomsky, -posiblemente la figura académica más importante de los Estados Unidos de hoy,- lo calificó justamente como el peor presidente que ha pasado por la Casa Blanca en casi dos siglos y medio de fundada la Unión.

Cuando concluya su mandato, en el momento que sea, no podrá eludir que carga sobre sus hombros a los más de cien mil muertos estadounidenses que se llevó la pandemia de la COVID-19, conducida con negligencia, irresponsabilidad y capricho flagrantes por parte de Trump y su pandilla, desconociendo el asesoramiento de los más reconocidos especialistas e instituciones.

Su empeño por culpar a la Organización Mundial de la Salud y a China de la tragedia es ridículo y demasiado burdo para exonerarlos del crimen, más de cincuenta veces más costoso en vidas que los ataques terroristas contra las torres gemelas de Nueva York.

En medio de este laberinto, cada día más enrarecido y complicado ante las consecuencias económicas y sociales de la grave crisis sanitaria y los desordenes motivados por el brutal racismo policial, que el propio Trump ha alentado y estimulado, se añade la situación del más absoluto aislamiento internacional experimentado por Estados Unidos desde los años de la Segunda Guerra Mundial.

Repudiado por la mayoría de sus socios europeos, de una manera u otra, por las Nacciones Unidas y las organizaciones internacionales a las que desprecia, solo le van quedando Israel y algunos lacayos latinoamericanos como “aliados confiables”.

Tal es el balance fatídico de este régimen, peligrosamente enjaulado en su propio laberinto.

Tomado de: Patria Nuestra

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