Por: PJ Velázquez
Entiendo que existan muchas personas descontentas con la #película Red Avispa, porque desde lo artístico dejó mucho que desear y desde lo histórico los hechos no están estrictamente reflejados.
Los hechos existen. Son tangibles. Pero cuando se toma un hecho para ser contado y se construye la historia, dejó de ser el hecho en sí y empezó a contarse una construcción del hecho. Esto es un principio de la comunicación: la construcción social de la realidad.
Así puede llegar a entenderse cómo en otros confines nuestros #5héroes son reflejados como «terroristas», aunque hayan luchado contra los que pagaron actos como las explosiones en los hoteles de #LaHabana, los disparos en nuestras playas y las violaciones al espacio aéreo: esos, contradictoriamente, son vistos como «héroes». Y no quiero pecar de neutral porque no lo soy. Yo tengo bien claro quienes son los héroes y los terroristas. Pero en buena parte del mundo, incluso dentro de Cuba, esta historia aún puede quedar ajena a su más exacta comprensión.
La película no solo está hecha para los que saben lo ocurrido al pie de la historia, sino también para los que, como yo, conocen solo sus generalidades e incluso para aquellos que no la conocen en lo absoluto y por primera vez tienen un acercamiento al tema. En esas personas despierta la curiosidad por saber más sobre un pasaje reciente de la historia de #Cuba. Hacia ellos camina una película que te muestra todos los actos (incluso pagados por el narcotráfico) que se perpetuaron contra suelo cubano. Hacia ellos va un filme que te muestra cómo el #FBI y el gobierno de #EstadosUnidos ha sido patrocinador, cómplice y custodio de los que han querido una y otra vez, por la vía que fuese, amén del costo humano que represente, la caída del gobierno cubano.
Si usted me pregunta a mí por qué creo que Red Avispa es una película rotundamente necesaria, le respondería al instante.
Podemos hablar de todos sus defectos artísticos que son bastantes. De hecho, me parece una de las peores películas de #Assayas (su director) quien, por cierto, ya ha sido nominado cuatro veces a la Palma de Oro. Ahora, por la parte ideológica, simbólica, histórica y comunicacional, independientemente de los peligros que trae no hacerla en Cuba (por los #cubanos) para contar lo ocurrido, creo que se hace más creíble para el mundo que la cuenten otros, aunque sea cometiendo varios errores. Que alguien ajeno al suceso termine lanzando las mejores cartas a favor de la mejor verdad que pudo ser contada desde un lente foráneo, esa verdad que se ha tergiversado tantas veces, no puede ser una debilidad.
Alguien que no participó en la batalla nos de la razón definitiva de la lucha y la expone al mundo entero. Porque quiero que esto quede claro, aun haciendo un filme cubano, con nuestros recursos técnicos y humanos, aun quedando artísticamente incuestionable (cosa ya de por sí difícil), iba a ser expuesta al mundo entero por la prensa capitalista como «la versión que mandó a hacer el gobierno cubano», además de que ninguna producción cubana iba a figurar en Netflix para el consumo de tantos espectadores.
La fuerza comunicacional y #política de este filme es demoledora, al punto de que en #Miami recogieron firmas para quitarla de Netflix y amenazaron con quemar cines que rueden la película, porque les molesta que una compañía norteamericana pagó para dejar al descubierto la red de terrorismo tejida desde el exilio. Pero ante eso ¿Qué pueden decir? ¿Que la hizo #Cuba? No, no la hizo. ¿Que Díaz-Canel negoció con el director de la película? Sonarían ridículos.
Noten nada más la victoria comunicacional que significa que una película pagada por un negocio norteamericano (Netflix) con un equipo de profesionales de varios países, tenga a #Fidel como una de sus fuentes conclusivas expresando una verdad del tamaño de la Sierra Maestra: «el #país más espiador del mundo, acusa de espionaje al país más espiado del mundo».
Pretender que no se dijeran algunas palabras es iluso si tienen en cuenta que los europeos viven oyendo todos los días de sus vidas la palabra «régimen» para referirse a Cuba. Se los dicen los diarios, se los dice la TV, se lo dicen sus amigos, se habla en la familia, en fin…Desprenderse culturalmente de eso es extremadamente improbable. No creo que pudieran contar más que lo contado. La compañía tampoco se los iba a permitir. De hecho, en vez de decepcionado, como parecen estar algunos, estoy sorprendido con la concesión que hizo un conglomerado capitalista como #Netflix ante un tema tan sensible en suelo estadounidense. Me sorprende que se hayan posicionado por la verdad y eso también se aplaude.
Gerardo y René, protagonistas de la historia real, han dicho que aunque no fue estrictamente la historia de los 5, la película se acogió a la verdad. Y si ellos lo dicen que fueron los que sacrificaron su vida, su familia y su libertad realmente yo, no tengo mucho más que decir.
Tomado de: HorizontesBlog